El pasado 1 de marzo celebramos el miércoles de ceniza. Después de todos los años de andadura que llevamos, hoy por hoy, podemos concluir que hemos ido descubriendo y hemos ido dando a esta celebración un hondo sentido referencial en nuestra dimensión de fe. En él celebramos no precisamente el inicio de algo que se acaba al cabo de cuarenta días (la cuaresma) sino el convencimiento de la necesidad de estar actualizando nuestras opciones, descubriendo nuestras carencias y fortaleciendo y afianzándonos en nuestros logros. Es por eso que cada vez ha ido calando en mayor hondura, dimensión comunitaria.
Tuvimos una paraliturgia y aunque José Luis, nuestro sacerdote, estuvo con nosotros, su participar se fundía con el nuestro.
Así la imposición de la ceniza la realizó cada catequista a los miembros de su grupo de fe, José Luis se la impuso a los catequista y a José Luis se la impuso el miembro de más de más edad de nuestra comunidad.
Para ayudarnos a reflexionar nos sirvió un precioso video; El Puente. Y dentro de la celebración se celebró comunitariamente el Sacramento de la Reconciliación.
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