jueves, 24 de noviembre de 2016

DEL TORO MANSO ME LIBRE DIOS ...

No pretendo ser uno más embarcado en el hablar de Rita Barberá. Pero si pretendo ser uno más  a la hora de denunciar  la hipocresía que campea por nuestros predios quedándonos tan tranquilos, la doble moral, la falta de valores, siendo el PP una muy buena concreción de todo ello y luego,¡de buenos por la vida!. No entro en opinar sobre la ausencia de Podemos en el "minuto de silencio", pero lo que si digo es que al menos no hay incoherencia, aunque no hubiera unanimidad. En el PP, sí hay incoherencia con las primeras manifestaciones, el actuar y las lágrimas de cocodrilo.

José Luis Molna 


El PP critica la persecución a Rita Barberá en la que también participó



La velocidad de esta nueva política que se mueve a golpe de mensaje ingenioso en twitter ha acelerado los tiempos que se manejaban hasta la fecha. El sociólogo Zygmunt Bauman es el padre del concepto ‘modernidad líquida’ para definir el estado fluido y volátil de la sociedad de nuestros días. En la que destacan por su ausencia valores demasiado sólidos solapados por la incertidumbre y la vertiginosa rapidez de los cambios que han debilitado los vínculos humanos. Lo que antes eran nexos potentes ahora se han convertido en lazos provisionales y frágiles. Y en ese sentido el duelo dura eso, minutos. Tanto para unos como para otros.
En el caso de hoy han sido 90 minutos. Justo lo que dura un partido de fútbol es lo que ha tardado el ministro de Justicia, Rafael Catalá, en decir lo que todo el mundo sabía que iba a decir alguien del PP. Justo una hora y media después de confirmarse la muerte de la senadora Rita Barberá por un infarto, Catalá aseguraba, sin pestañear, que “cada uno tendrá sobre su conciencia lo que ha dicho de Rita”.
La reacción del ministro es la respuesta a la decisión del grupo parlamentario de Podemos quien ha abandonado el hemiciclo para no participar en el minuto de silencio con el que se ha honrado a la exalcadesa de Valencia imputada por un presunto delito de blanqueo de capitales. Así lo ha resumido Pablo Iglesias: “Lamentamos el fallecimientode cualquier ser humano y transmitimos nuestras condolencias a los familiares y amigos de Rita Barberá, pero un minuto de silencio es un homenaje póstumo”, ha criticado Iglesias, quien ha apostillado que “quizá tendría más sentido homenajear a las víctimas de la pobreza energética o de la corrupción”.
Y a medio camino se ha situado Compromís, quien ha marcado distancias con Podemos, con quien concurrió a las elecciones en junio aunque ahora esté en el Grupo Mixto, al secundar el minuto de silencio con el resto de fuerzas políticas del Congreso. Su portavoz, Joan Baldoví, ha manifestado que “cualquier persona merece ese mínimo respeto”, estableciendo una separación entre lo que es una crítica feroz contra Barberá y la corrupción (de la que Compromís ha hecho gala en la Comunidad Valenciana contra el PP) y lo que es “el duelo hacia la persona”.

Si hubo "cacería" contra Rita Barberá, ¿debemos entender que el PP se sumó a ella al mandarla al Mixto? Utilizar la muerte es...sin palabras

Pero el PP ha seguido a lo suyo. Saliendo en tromba en contra de quienes consideran que Barberá no se merece ciertos homenajes. Celia Villalobos ha enfurecido a las redes por su breve entrevista en la que ha criticado la persecución mediática a la que se sometió a Barberá. “La habéis condenado a muerte”, ha dicho a los medios.
En esa misma línea se ha expresado el expresidente del Congreso, Jesús Posada,señalando que la senadora “ha sufrido una cacería totalmente injustificada“. “Lo siento de verdad. Esta es una situación tristísima”, ha afirmado.
Y el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, ha recalcado que “era una gran servidora pública que ha sido vilipendiada y tratada injustamente.
Unas reacciones que sorprenden. Como si el Partido Popular no hubiera decidido echarla de sus filas sabiendo que había cometido actos de dudosa legalidad. En palabras de Marisa Cruz, en El Mundo, “como si hoy prendiera la mala conciencia, las palabras de unos y otros han hecho referencia a este presunto mal trato padecido por la senadora”.
Así las cosas, el PP ha capitaneado los homenajes porque, una vez más, el no hacer nada le ha beneficiado a Mariano Rajoy. No hace ni seis meses que el PP quiso echar a Rita Barberá del partido. Obviamente Rajoy no quiso mancharse las manos y trató de forzar su salida por todos los medios. Menos por el más expeditivo y lógico: obligándola. El caso es que Barberá fue apartada del partido a medias. Es decir, no se despojó de su acta de senadora -ni de su correspondiente aforamiento- y pasó al Grupo Mixto donde debía desempeñar el cargo de portavoz durante un mes por turno junto a senadores de EH Bildu, entre otros. Pero en el fondo era ‘una de los nuestros’ del PP. Como demostró el Huffington Post con una foto en la que se ve a Barberá haciendo grupo con sus excompañeros del PP 

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