jueves, 8 de septiembre de 2016


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MUY BIEN, FRANCISCO

La renovación de la Iglesia tiene que llegar

contigo a un punto de no retorno

 

Un Dicasterio para los oprimidos del mundo

 
 
El Papa Francisco acaba de crear un nuevo Dicasterio, destinado al servicio y la promoción del desarrollo humano integral, con atención preferencial a los emigrantes, los necesitados, los enfermos y los excluidos, los marginados y las víctimas de los conflictos armados y de las catástrofes naturales, los encarcelados, los desempleados y las víctimas de cualquier forma de esclavitud y de tortura, así como las de la trata. Dentro de este Dicasterio entra también de lleno la protección y el cuidado de la Tierra de la cual dependemos todos los seres vivos del planeta. Es un Dicasterio en línea directa con las Bienaventuranzas y Mateo 25,31-46: “tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, era extranjero y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme
 
Con este nuevo Dicasterio Francisco empieza a cumplir lo que había anunciado en una entrevista en 2013: “La Curia tiene un defecto: es Vaticano-Céntrica. Ve y se ocupa de los intereses del Vaticano y olvida el mundo que le rodea. No comparto esta visión y haré de todo para cambiarla”. Y añadió: “los jefes de la Iglesia han sido a menudo narcisistas, adulados por sus cortesanos. La Corte es la lepra del papado. La Iglesia tiene que volver a ser una comunidad del pueblo de Dios y los presbíteros, los párrocos y los obispos deben estar al servicio del pueblo de Dios”.
 

Es muy lamentable que en las 9 congregaciones que recoge el Derecho Canónico de 1983 se ocupan sólo de servicios litúrgicos, sacramentales y doctrinales. Es como si la Iglesia de Roma (y en algún sentido la Iglesia universal) se hubiera olvidado de su tarea social, de servicio a la humanidad, pues no se había creado ninguna Congregación dedicada expresamente al compromiso con  los ayuda a los más pobres, a la justicia social, a los hambrientos del mundo, a los enfermos, a los privados de libertad política o religiosa, a los encarcelados, a la denuncia de las dictaduras y la injusticia, al compromiso con la construcción integral del Reino de Dios en este mundo.

 
Es cierto que al lado de las Congregaciones anteriores se habían creado 11 Consejos Pontificios: Para de los Laicos, de la Unidad de los Cristianos, Justicia y Paz, Cor Unum, Familia, Emigrantes, Diálogo interreligioso, Cultura, Comunicaciones Sociales, Pastoral Sanitaria y Nueva Evangelización.
 
Francisco, con la creación de este Dicasterio recoge todo eso, pero en un Dicasterio, en el que opta preferentemente  por los pobres, los perseguidos, los débiles, los alejados, los desheredados del mundo, colocando al ser humano más necesitado en el centro mismo de la misión de la Iglesia. Es la misma opción preferencial de Jesús que recogen los Evangelios, y que debe ser el núcleo central de la misión de la Iglesia, su razón de ser en el mundo, pues por nosotros los hombres y por nuestra salvación Jesús vino a la tierra y se ocupó preferencialmente de los pobres, los enfermos, los débiles, los marginados, los excluidos, los maltratados, los explotados por la sociedad y la religión.
 
Dentro del nuevo Dicasterio figuran explícitamente recogidos los encarcelados, y con toda razón, pues la gran mayoría de los encarcelados del mundo son los más pobres de la sociedad en todos los países. No en vano tenemos en el mundo más de 10,5 millones de encarcelados. Figuran igualmente los emigrantes: el año 2014 teníamos en el mundo más de 59 millones de desplazados FORZOSOS, de los que 19.5 millones eran refugiados. De Africa y Oriente Medio, solo en 2015, tuvieron que emigrar más de un millón de personas, de las cuales murieron por el camino cerca de 4000. Dentro de estas grandes cifras hay un sector especialmente oprimido y explotado: son los miles de mujeres africanas que vienen engañadas a la UE, y al llegar se ven sometidas a la prostitución por diferentes mafias: Solo en Baleares hay unas 700 procedentes de Nigeria.  Las hay también por el Sur de Francia, Suiza, Milán, etc. procedentes de Gabón, Camerún, Ghana y Costa de Marfil.
 
Francisco pone al frente de este Dicasterio al Cardenal Turkson.  Hijo de un carpintero, nació en Wassaw Nsuta (Ghana, Africa) el 11 de octubre de 1948. En una humilde vivienda de dos habitaciones creció junto con sus nueve hermanos y hermanas. Habla fluidamente inglés, francés, italiano, alemán y hebreo; hasta ahora estaba al frente del Consejo pontificio de Justicia y Paz (¿Futuro Papa africano?.
 
Lo lamentable, incompresible y totalmente injustificable es que este Papa, que quiere ser coherente con Jesús y su mensaje, está encontrando fuerte oposición, no solo en sectores concretos del Vaticano, sino también con reflejos muy definidos en algunos Cardenales, Obispos, Obispados y Curias diocesanas de diferentes partes del mundo, y por supuesto también en los sacerdotes que los secundan. Entre los opositores a Francisco figuran el Cardenal Sarah que quiere volver a la misa de espaldas al pueblo, Gerhard Müller, a quien trajo a Oviedo el arzobispo Sanz Montes; junto a estos, como opositores a Francisco figuran también Angelo Sodano, Tarcisio Bertone, Marc Ouellet, Leo Burke, George Pell, Camilo Ruini, Carlo Cafarra, Giovanni Batista Re, Angelo Scola, Elio Sgreccia, Walter Brandmüller, Antonio Rouco con sus afines de Getafe,Oviedo (que en diciembre pasado expulsó, sin justificación ni explicación alguna, a los 35 voluntarios de Pastoral Penitenciaria de la cárcel de Villabona de Asturias), Toledo, Sevilla, Granada, Pamplona y Segovia, así como Martínez Camino, auxiliar de Madrid.
 
 Hermano Papa Francisco, sigue adelante y con firmeza inquebrantable renovando la Iglesia. Elegiste intencionadamente el nombre que ostentas como Papa en recuerdo y compromiso con aquellas palabras del Cristo de San Damián a Francisco de Asís, que conoces muy bien "Ve, Francisco, y repara mi Iglesia, que amenaza ruina",
 
Muy bien, Francisco. Con este nuevo Dicasterio quieres impulsar la misión más importante y principal de la Iglesia en este mundo: trasmitir a toda la humanidad y toda la creación el mensaje más importante que hasta hoy ha conocido la historia, el de Jesús de Nazaret, para un mundo de amor, justicia, fraternidad, solidaridad, paz, esperanza y vida para todos los hombres y toda la creación, desde la dimensión más inmanente de esta frontera de la vida, hasta la más trascendente de la plenitud definitiva para todos y para toda la creación.
 
Aun te queda mucho por hacer. Sigue adelante sin parar, de tal manera que el proceso renovador que estás impulsando, llegue a un punto de no retorno, en que el proceso de renovación ya sea irreversible. La Humanidad lo necesita. Dios nos lo pide, a ti y a todos.
 

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