martes, 29 de enero de 2013

PARÁBOLA

Hay en el alero de mi vida un nido.
Un nido que cada primavera, una vez hecho, fui reconstruyendo: amasé barro y, en persistentes y enamorados vuelos, fui restaurando allí donde el tiempo o el accidente, atentaban.
Un nido dondeengendré vida; la alimente. Vida que fue cantada con inefables trinos. Un nido que fue atalaya desde donde contemplé la luna. Un nido que fue hoya profunda donde la luna me bañó con persistencia en sus aguas lustrales.
Pero un otoño más llegó tras otros una y otra vez.
Y el nido de mi alero se quedó vacío. Mi nido aparecía inseguro. Aparecía vacío omo si nunca hubiera cobijado nada. En mi nido hacía frío.
No sé cómo fue.
Tal vez el viento arrastró esporas y el aire humedad. Pero mi nido se fue poniendo verde y entre sus grietas, grietas eternas, sempiternas grietas, seculares arrugas, fue apuntando el misgo. Sí, como en la piedra..
No sé cómo fue.
Tal vez hubo algunos diminutos huevos amasados con el barro. Pero por los poros surgieron pequeñas lombrices.
Y no sé cómo fue, pero dejó de acobardarme el frío. Ante el frío hinché mi pecho. Mis plumas destellaron. Miré muy fijo el nido, ese nido que, así, no era mi nido. No era ese nido que amaba y al que, a veces, es cierto, con pasos clandestinos, rechacé como mío. Y de mi surgió un trino, nuevamente un trino que a la noche hizo resquebrajarse. Y el aullido del lobo huyó. Y la luna mostró entero su disco.



José Luis Molina

2 comentarios:

Anónimo dijo...


¡Qué linda parábola!
La relacioné con una experiencia que estamos viviendo los profes de la "INTI" en los cursos de formación gratuita SiPROFE, ofertados por el Ministerio de Educación. Bueno, allí, vemos con preocupación, como LOS NIDOS DE NOSOTROS LOS DOCENTES, ESTÁN VACÍOS, INSEGUROS, como si nunca huebieran cobijado nada, nidos cercados por la frialdad y la teoría, pues, nos hemos dedicado a rellenar planificaciones, papeleos, calificaciones, y alimentar el ideal del "quedar bien"...hemos perdido el sentido de alimentar estos nidos y de cantar los inefables trinos ¿cómo estarán los nidos y los trinos de nuestros niños? Lo más grave, es que nos creemos los "sabelotodo" y esto lo vivimos con mucha normalidad y con actitudes de estar a la defensiva. ¿dónde se quedaron esos ideales de hinchar nuestros pechos ante el frío, de trinar hasta que las tinieblas de la noche se resquebrajen.

Anita Troya

Anónimo dijo...


¡Qué lagería!
Hoy, 1 de febrero, existe motivos inmensos para cantar:¡GRACIAS A LA VIDA!; el Peregrino de cabeza Nevada sigue ofertando su NIDO y su TRINO, sí, ese su trino que a la noche hizo resquebrajarse. Y al aullido del lobo huir. Y hoy, como ayer, la luna nos mostrará entero su disco.

¡Adelante, y que tengas una buena recuperación!

Anita Troya