Este año nos planteamos la elaboración del pesebre desde una perspectivas diferentes. Queríamos implicar no sólo a los niños, sino también a los adultos. Para ello convocamos el trabajo del taller ya en el mes de octubre. Y a él acudieron y persistieron hasta el final, 14 niños de entre 6° y 7° y 18 adultos de los Grupos de Fe de Intiruna y de los Profesores y Padres.
Comenzamos con una sesión de trabajo de un día a la semana, los miércoles, durante dos horas. Después, al irnos entusiasmando la aumentamos en una hora más y, ya al final, algún que otro día de propina (yapa).
Lo primero que hicimos, en una sesión teórica, fue diseñar el pesebre. Este año se hizo opción porque en el pesebre apareciera la geografía de Plaestina, toponímicos de la misma, etc. Así se ubicarían localidades como Nazaret, Belén, Jerusalén, el río Jordán, el mar Muerto, Egipto, el desierto, las pirámides,... Un grupo de niños investigarían sobre estos datos para elaborar un manual-guía del pesebre.
Un dato curioso ha sido que, aunque sea anacrónico, en el desierto de Egipto, junto con las pirámides, aparecen representación de pirámides latinoamericanas ya que, en nuestro continente existen en la cultura maya (está representada la de Chichen-Izá en Méjico) y la de Cochasquí en Ecuador.
También nos supuso un reto (los niños habían investigado el por qué del nombre del mar Muerto, su alta salinidad, ausencia de vida, etc) construir un río, el río Jordan, por el que corriera agua, y lo conseguimos.
Hecho en yeso, impermeabilizado, etc, nos sentíamos felices de lograrlo y felices de la tarea realizada que les narramos y del pesebre que en otro post les mostraremos
También nos supuso un reto (los niños habían investigado el por qué del nombre del mar Muerto, su alta salinidad, ausencia de vida, etc) construir un río, el río Jordan, por el que corriera agua, y lo conseguimos.
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