sábado, 7 de mayo de 2011

ME DUELE LA IGLESIA, ME DUELE SUCUMBIOS, TODO ESTO ME DUELE POR MI FE.





A través de internet llega el siguiente comunicado de la Conferencia Ecuatoriana de Religiosos



"Noticia de última hora , para conocimiento y divulgación de toda la Vida Religiosa del Ecuador.



La Santa Sede ha exigido al P. General de la Orden de Carmelitas Descalzos que disponga al P. Provincial la salida inmediata de los seis misioneros carmelitas que quedan en el Vicariato de Sucumbios.



Esta manera de actuar nos llama la atención y nos exige una voz de denuncia y una propuesta llena de creatividad.



Por ahora sólo les informo y les pido la solidaridad. La semana que viene podremos buscar juntos caminos"



Creo que el comunicado habla por si solo.



Solamente apunto dos cuestiones.



Una, evocando los comentarios que Juan Pablo Pólit y Camila Montenegro colgaban en este blog ante el artículo "Es de justicia", donde venían a intentar convencer que en el procedimiento seguido desde Roma con el obispo Gonzalo López Marañon y la Iglesia de Sucumbios no había nada de anormal, ni de injusto que pudiera explicar el escándalo. Frente al contenido de este comunicado ¿no hay nada de anormal, injusto, anticristiano y antipastoral contra una tarea de evangelización?



Luego, pensando en la Conferencia Ecuatoriana de Religiosos, me surge la otra cuestión:



¿Cuándo hay que actuar: cuando hay peligro de que puedan pisar mi rabo o cuando la situación injusta es evidente?



José Luis Molina

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace algún tiempo comenté que a mi amigo Rafael Correa le habían metido un golazo de parte del equipo eclesiástico; a saber: por una parte, mantenían a Rafael Ibarguren en Sucumbios -jefe de los Heraldos del Evangelio- y, por consiguiente, se establecían los cimientos para el desarrollo, en el futuro, de una pastoral neoconservadora y atentadora al Vaticano II, que los heraldos traen bajos sus insignias medievales; y, por otra parte, se nombraba un delegado pontificio que asumía el obispo de Guaranda. La jugada era perfecta, pues no se nombraba a ningún obispo, de momento, y así se calmaban los ánimos con el presidente que había manifestado su desacuerdo. No hay que ser muy listos para darse cuenta de la conclusión: se optaba por la pastoral de los Heraldos del Evangelio y se apagaba el fuego del roce mantenido con el gobierno, ésto hasta que consideren oportuno -si así lo consideran- nombrar un nuevo obispo. Lo nuevo, para mí, es el segundo golazo que, ya no sólo al presidente, sino a muchos más nos han metido: expulsión por orden del papa de los seis carmelitas. Con ello, se cierra el capítulo de la pastoral evangelizadora, en la linea del Vaticano II, desarrollada durante 40 años por el obispado de Gonzalo Marañon. Ya sólo queda el nombramiento del nuevo obispo -¿Rafael Ibarguren?- que significará, con su persona o con otra, el tercer golazo. Estos mecanismos oscurantistas,manipuladores,impositivos, deshonestos, antievangélicos, etc; los conocemos por sufrirlos en nuestra propia carne. Sólo queda la desobediencia evangélica ante semejante atropello. No podemos permitir este tipo de comportamientos en nuestra Iglesia, propio de una monarquia absoluta y dictatorial, que termina defendiendo una pastoral favorecedora del statu quo de los privilegiados de la zona en detrimento de los más indefensos. ¡Ya basta de tanta ignominia! Miguel Á. Olmedo Jiménez.

belijerez dijo...

Aquello que amamos es lo que duele. Lo se por experiencia.
La desobendiencia "jerarquica" porque la evangélica sería el no amor y parece que no.

Un saludo.