lunes, 9 de mayo de 2011

EL MURAL SIGUE DANDO QUE ESCRIBIR

Ahora es de uno de los pintores principales: Warner Benítez

Color en Intiruna



En lo alto, en medio de las colosales montañas, allí donde el Inca hizo temblar la espada del conquistador; ahí donde el rayo hace caminos luminosos en el ombligo abultado de la tierra para los sueños de libertad, ahí, el color nos saludó, nos mostró su rostro de mil espíritus que bajan para sembrar la sierra con maíz y al viento con alas de cóndor.




Al barrio "Lucha de los Pobres", en medio del cálido abrazo de la comunidad "Intiruna", llegó, por supuesto, "Inti", abierto, legendario abrió el gran estómago de la lluvia y sembró luz amarilla sobre el extenso valle donde Quito calienta su largo sueño andino y da su lucha por los derechos, la dignidad y la integración de sus pueblos.



Pero la nuestra no fue una batalla, fue una invocación, un río de vidas que se sumaron a una memoria estética de búsquedas humanas y de convicciones propias- Lo nuestro fue un encuentro con lo mágico que genera la suma de las manos, la buena voluntad y el profundo deseo de construir caminos de liberación.



Lo nuestro comenzó con un relato colectivo, como un coro a muchas voces invocando historias que habitan el alma libre, posible. Relato de ríos, de lagos, de caminos, de comunidades en las que siempre ocurre el milagro del nacimiento aún en medio de la caminada, aún en medio de la más oscura noche.



Y con la frecura de la mañana nos juntamos, nos agrupamos en colores, nos abrigamos con las sonrisas, los comentarios alegres de Nelson que le saca siempre un rayo de la más vistosa luz a cada rostro. Nos acompañamos de rostros infantiles que tienen el ímpetu de darle a cada trazo una aureaola de novedad, de sorpresa, de independencia. Nos acompañamos del canto grave porcino, del aullar óptico de los perros residentes, del galopar elegante de la llama en la que cabalga Javier. Del humor de José Luis y Miguel que nos brindaron el mejor café de las alturas, el más dulce de los acompañamientos, y, por supuesto, el fino y acogedor sarcasmo castellano.



Nos acompañamos del Inti que volvió a su reino de cóndores, volcanes y alpacas para apaciguar las lluvias y regalarnos una iluminación de alto voltaje que muchas veces también amenazó con calcinarnos la piel...

Y del blanco tuétano de la pared comenzaron a brotar líneas veloces que van a cualquier lugar, como una gran enredadera que pende de un cielo de vinilo. Emergió el rostro de la montaña, el amor narrado en la erupción ardiente de la piel volcánica de los dioses, y el vuelo retante de los seres pájaros que van con su aleteo de colibrí hacia el mismo sol; hacia la propia tierra para iluminar de color la vida: Memoria del tiempo en que la lucha amenaza con generar la aniquilación, memoria del tiempo en que hombres y mujeres se levantan para afirmar un sueño, una vida, un proyecto de camino y de mentes abiertas para la esperanza.

Así brotó también la montaña del arco iris, y en ella su ojo tranquilo, vigilante, compañero; sus cabellos de montaña, de ríos procreadores, de comunidad que siempre avanza: Abrazo de color. Color desbordado sobre el color, color tatuado con sol, con espíritus que se encuentran con posibilidad de ser y entregan sus manos a la claridad de sus tantas búsquedas. Así brotan las manos fuertes, grandes como árboles, juntas como un gran árbol solo, poderosos como la afirmación de lo vivido, poderosas como las ideas que pueden entender el momento en que la tierra misma es historia con una vpia abierta hacia la justicia.




Mi brindis ahora es un viento suave, espíritu veloz, viento de los nevados que viaja a los cuatro cuadrantes de la Chacana que abrazamos en esta copa de arco iris. Mi brindis con Fabiola, Cristian y Mario, que nos dan su abrazo latinoamericano, su corazón abierto, su reino de afecto, de dulzura y de sopa.

Mi brindis con Marcia que recorre los caminos, y visita con su mirada impecable los tiempos, los campos por sembrar.

Mi brindis con José Luis y Miguel, por ese diálogo siempre abierto, por ese puente de colores que construye el Intiruna entre la historia de un pueblo Latinoamericano y su dignidad. Una margarita por lo eterno, por el amor que no muere, se transforma, hace los caminos nuevos, los amigos seres alados y el vivir una apuesta por una familia que va más allá del acuerdo comercial: Vivencia que se presiente en el alma y donde ella misma cabalga para hacerse más humana, más hija, más hermana, m+as padre, más hombre que ama.


Brindo por el compromiso y esa estela de actos consecuentes que son semillas que brotan, se extienden sobre el camino y escriben una apuesta por lo auténtico, por lo verdadero, por lo profundo; por el amor que lo puede hacer todo nuevo, todo libre.


Esta copa de sol serpenteante en alto por ustedes, amigos, amigas, jóvenes, chicos, chicas de Intiruna; ustedes que asumen el compromiso, el reto de crear, de amar, de vivir una comunidad con justicia, un nuevo país con esperanza.


Aquí mi brindis contigo vompañera, Anne de colores, espejo de mis sueños; canto que se baña en la aureola colorida de nuestros ancestros, la Chacan que vuelve a su nido, a tierra preñada de liberación


Warner Benítez / 2011




P.D.-Y a nosotros, en los vasos con los que brindamos por vosotros, se nos irisa el vidrio de colores que del mural se derraman. Gracias



1 comentario:

belijerez dijo...

Precioso, lleno de vida.
Gracias por compartir en la red.

Un saludo.