jueves, 20 de enero de 2011

ES DE JUSTICIA


Porque creemos que es de justicia, creemos tenemos que hacernos eco en nuestro blog de la carta de Gonzalo López Marañón. Porque desde nuestra dimensión creyente nos duele que estas cosas pasen en la Iglesia y que en ella se actúe así y no cremos qu la solución sea silenciarlas y ocultarlas sino denunciarlas en busca de algo mejor.
Porque fuimos objeto, por parte del Arzobispado de Quito, de un tratamiento no tan diferente, sabemos lo doloroso que resulta que estos palos vengan desde personas que confesamos la misma fe.
Por eso Intiruna quiere ser elemento difusor de la misma aun a sabiendas de su extensión.
Si alguien quiere saber más de Gonzalo López Marañón, burgalés, carmelita, obispo emérito de Sucumbíos, etc, en ella tiene referencias.
José Luis Molina





Carta de Gonzalo López Marañón a los Obispos del Ecuador.
Diciembre 22.2010
SEÑORES OBISPOS DEL ECUADOR
Mis Hermanos Obispos:
Como ya ustedes deben conocer, el pasado 30 de octubre hube de concluir mi servicio misionero con el Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos, -que desde fines del año 1970, y por una muy especial bendición de dios, pude ejercer gozosamente durante 40 años, primero como Prefecto y luego como Obispo-Vicario Apostólico: a la verdad, no me puedo quejar de lo que la vida me deparó, puesto que la bondad del Padre Dios me permitió colmar, mucho más de lo que yo hubiera pensado, todas mis ilusiones misioneras en el Nororiente ecuatoriano, las cuales me habían acompañado desde la niñez de mi vocación carmelita, en alegre sintonía (así lo siento, después de todo, desde lo más íntimo de mi corazón), con los grandes profetas - santos del Carmelo, y con la Iglesia-Comunión, emanada del Concilio Vaticano II y del episcopado latinoamericano en sus históricas conferencias continentales. De ahí que mirando hacia atrás me resulte tan curioso ahora, el percibir que el pecado por el que se me está enjuiciando con tanto rigor en estos tiempos, sea haber querido responder con toda determinación y sin medir consecuencias humanas, a las demandas del Evangelio de Jesús en su Iglesia. Pero con todo, doy gracias al Señor porque, a pesar de mis muchas limitaciones, me dio fuerzas para buscar ser fiel a su corazón.




Y bien, dado que mi relevo del Vicariato fue maquinado de manera tan parecida a lo que ocurrió con nuestro Señor Jesús (ver Mc 14,55-56), sin precedentes conocidos, según creo, en los anales de la Iglesia ecuatoriana, me permito adjuntarles para su conocimiento y valoración tres documentos importantes, atendiendo la sugerencia de algunos señores obispos. En estos textos pueden apreciar ustedes, cómo se trata a un obispo misionero, tras cuarenta años de entrega en la Amazonía, dando la vida por el Evangelio de Jesús, con retos no tasn simple, ¡por cierto! Se me ocurre pensar que los firmantes de esas cartas deben considerarme un delincuente depravado y muy peligroso, puesto que se me condena de manera tan rigurosa, pretendiendo alejarme sin piedad de la Iglesia por la que di la vida, cuando el señor Nuncio Giacomo Guido Ottonello, (quien, por cierto, sólo me ha visitado una única vez y esto para sacarme de la Misión), me otorga, con calculada gentileza, tan sólo ocho días calendario para la entrega a mji sucesor, (en realidad fueron apenas cinco, si se descuenta el feriado por finados). A ello debe sumarse la otra no menos amable cortesía del Cardenal de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Iván Díaz, quien apuntilla tomando seguridades: "para no impedir en este delicado servicio su organización (del Vicariato, se entiende), la Congregación considera oportuno que después del nombramiento del nuevo Aministrador Apostólico, Vuestra Excelencia deje el Vicariato, trasladándose a un lugar diferente, si fuese posible a su país de origen". ¡Cuánta finura siniestra en este acero afilado de un Cardenal de la Iglesia!
En cuanto a la carta del P. General de los Carmelitas Descalzos que también les incluyo, me parece importante la conozcan, puesto que desmiente la afirmación que me enrostró el Señor Nuncio el 23 de octubre, de que la Orden no se había interesado en la presentación de candidatos propios para sucederme. Y escuchar esto si fue muy doloroso para mi, pues el Padre General y yo somos hijos de Santa Teresa, nada menos. Pues bien: ahí pueden adivinar, mis hermanos, de que modo tan sinuoso la MISIÓN CARMELITA fue liquidada. Dejo a Dios su juicio para quienes intervinieron en esta ejecución, y a mis amigos obispos su tolerante comprensión. Por acciones como éstas, fríamente elaboradas desde escritorios y criterios tan lejanos al Evangelio de jesús, a la piedad y a la realidad de los pobres, es por lo que nuestra Iglesia Católica sufre en estos tiempos tanto dolor y turbación en diferentes países.
Ahora bien, podrán preguntarse ustedes cómo me siento dentro de este cerco intimidante. Y puedo asegurales como hermanos en la fe y en el ministerio episcopal, que en lo personal me siento muy libre, feliz y afortunado, porque Dios me concedió cumplir la misión que me encomendó a través de un tramo bíblico de tiempo, y porque estoy siendo tratado como Jesús, al que me propuse seguir lo mejor que pude: qué fortuna para mi, hermanos, qué gran bendición inmerecida, poder hacer mías las palabras del apostol Pablo en esta hora: "estoy contento en mis tribulaciones sufridas por Cristo..., pues de este modo suplo lo que le falta a la pasión del Señor." Gracias, gracias sean dadas a él.

Con este atuendo, lógicamente el de la derecha, pretenden los Heraldos del Evangelio misionar en Sucumbíos, en la Amazonía ecuatoriana. ¿Se habrán equivocado y pensarán que van a rodar una película sobre las Cruzadas? ¡Demencial

Pero lo que si me da duro en el corazón, es el ultraje irrogado a la pobre Iglesia de Sucumbíos con la llegada de la nueva administración apostólica de los Heraldos del Evangelio (¡qué elección tan despiadada, Señor!), bajo la consigna de que todo debe ser arrasado, cosa que ya empieza a suceder, por lo que me dicen: eso si está dentro de mi como una espada, puea amo a la Iglesia de Sucumbíos hasta dar la vida por ella, como también anuestra Madre Iglesia. Por eso les pido rueguen por Sucumbíos y por mí, pero también por todas las Iglesias, pues tal parece pudiera cumplirse lo que escribió un hermano obispo bien conocido por sus arranques proféticos: "ahora sólo nos quedan Dios y los mpobres". Pero vean: en tanto se urden estas maquinaciones hacia dentro, la vida bulle por fuera llena de reproches e indignación por lo sucedido conmigo y con Sucumbíos como podrán verificar consultando http://www.isamis2010.blogspot.com/ que hasta hoy ya ha recibido 17.175 visitas.
Termino agradeciendo la amistad y cariño de ustedes y de tantos venerables hermanos obispos, muchos de ellos ya idos, y que nos legaron imperecedera memoria de fe y de sacrificio al servicio de Jesús y de su Iglesia. Por mi parte me siento muy felir de haber podido retribuir en algo la amistad y confianza de ustedes con mi largo, si bien modesto servicio, a nuestra Iglesia de Ecuador, sobre todo en el campo del LAICADO. Que el señor les bendiga.
De ustedes su menor hermano en Jesús.
Gonzalo López Marañón, ocd.
ex-Vicario Apostólico de Sucumbío
-desde el exilio-


N.B.- Que yo sepa los obispos ecuatorianos no han hecho ninguna manifestación pública y dudo que desde la alta cúspide purpúrea la pongan en riesgo por un compañero que "ya no cuenta"
José Luis Molina

6 comentarios:

Anónimo dijo...

El obispo saliente no ha sido retirado de mala manera. Por reglamento todos los obispos cuando cumplen los 75 años presentan su renuncia. Si la renuncia es aceptada, ningún obispo en ningún lugar del mundo se resiente, ni ningún pueblo se alza en protestas. Es el procedimiento establecido por la Iglesia.
Si una asociación de fieles, instituto religioso, sociedad de vida apostólica u orden religiosa actúa en la Iglesia, es porque ha sido aprobada por ella. No existen sectas dentro de la Iglesia Católica. Su ataque contra los heraldos del Evangelio y de paso contra monseñor Antonio Arregui es gratuito y solo responde a una sesgada posición ideológica.
El artículo pretende, una vez más, introducir su visión de la lucha de clases dentro de la Iglesia....

Juan Pablo Pólit

Anónimo dijo...

En el evangelio claramente se señala que la ley no se puede sobreponer a la persona, lo sucedido en Sucumbios maquillado desde una supuesta ley o REGLAMENTO no es sino una bofetada inaudita a la entrega definida y clara por el evangelio.
Si a eso se quiere tildar de lucha de clases, me parece un reduccionista que parte de la ignorancia del evangelio, de la carencia de la fe, pero de sin duda del conocimiento del canon eclesiàstico alejado tanto de la palabra profètica.

Sin embargo también ha de reconocerse que en el mundo hay diferencias de clases originando mucha miseria y exclusión, seguro quién no las reconoce será de esos pocos que forman las èlites, que cierran los ojos para no ver a los miles de pobres que ofenden con su riqueza.

Marcia Toca.

Pd. el texto colgado no es cualquier texto y menos aún dirigido, son las palabra de un hombre de fe que està viviendo en carne propia la persecusiòn tantas veces repetida en la historia y con dolor lo digo de parte de está Iglesia a la que tanto amamos.

Anónimo dijo...

Con respecto al cambio de Obispo en Sucumbíos, quería aclarar que no es el primero ni el último al que le pasan estas cosas. A diario nos topamos que en todo tipo de institución hay cambios, se renueva gente, se mueven o se crean otros puestos, etc. Es una reacción humana completamente normal que cuando hay cambios se mueva el piso y la gente que queda, esté un poco a la expectativa, de no saber qué va a pasar, cómo será el nuevo jefe, inclusive hay protestas y renuncias. Pero sí creo que es sumamente importante darnos cuenta que una de las características de la Iglesia es la obediencia que se debe al Papa, nos guste o no, y que debemos acatar a lo que él considere adecuado, en este caso, para la provincia de Sucumbíos.
La Iglesia y el Papa no buscan violentar a nadie, simplemente velar por el bien de la comunidad y de sus fieles.
El nuevo obispo, el padre Rafael Ibarguren Schindler, pertenece a Los Heraldos del Evangelio, quienes se dedican a llevar el mensaje de Jesucristo por el mundo, son gente muy mariana y misionera. Antes de armar tanto revuelo y de juzgar y tildar de lo peor a la gente, debemos darles la oportunidad de ver su obra, de conocerlos, de tratar con ellos.
Seamos buenos anfitriones, como siempre se ha caracterizado el Ecuador, y con mayor razón con gente que no busca, sino hacer el bien.

Camila Montenegro

Anónimo dijo...

La verdad de una secta herética de apariencia Católica pero muy contraria a la Doctrina y enseñanzas del Papado
http://www.youtube.com/watch?v=yns0lKUB9Rs


Sucumbíos - ISAMIS de la cual mucho se habla pero poco se conoce:
http://www.youtube.com/watch?v=Q2K0ml8GJgY&feature=related

Anónimo dijo...

la lucha continúa: http://isamis.wordpress.com/

Anónimo dijo...

Estimados hermanos. leo con pena y dolor la carta de un obispo de la Iglesia Catolica en Ecuador.
Y digo que siento tristeza y dolor porque se busca asemejarse a Cristo creando divisiones...no considerando la voz de la Iglesia sino como un "maquillado proceso de escritorio".

Para todos es obvio la obediencia a la que se someten los sacerdotes. Leyendo esta carta, se nota la lucha de clases, el comunismo y la teologia de la liberacion que hace decir a la Iglesia que su unica misión son los pobres en cuanto se odien a los ricos, mientras el Señor buscaba unir a los pueblos y no solo comia con pobres. Gracias a Dios que nos dio en MOnseñor Gonzalo un obispo de entrega total a la misión, pero gracias a Dios tambien hoy ha inspirado diversidad de carismas como los Heraldos...QUE QUEDE CLARO QUE LA IGLESIA AMA A LA VIRGEN DEL CARMEN, PERO NO TODOS SOMOS CARMELITAS, Ya basta de niñerias Monseñor Gonzalo, lo quiero mucho

Julio Cercado