sábado, 1 de enero de 2011

2 - 0.- DOS ALEGRÍAS Y UNA PENA

Sí, no es mal comienzo para el nuevo año estos dos documentos que me llegan y que cuelgo inmediatamente porque entiendo que para cualquier creyente que asume su pertenencia a la Iglesia de una manera coherente y comprometida son atisbos de esperanza, aunque no podamos lanzar las campanas al vuelo. En ellos se dice todo, por eso son dos alegrías. Pero hay una pena: ¿Qué episcopado tenemos en España? También da para pensar. Unos por hablar, decir, y actuar y otros por callar y dejar hacer. Como contrapartida el que el Obispo de Tánger escriba eso en vez de lo otro, sin que sea llegar más allá, por lo menos manifiesta sensibilidad que le humaniza y como "pastor institucional" puede ser mucho

José Luis Molina


El cardenal Ravasi "bendice" a Pagola y a su libro


21.12.10 07:57. Archivado en Curia romana
Es el ministro de Cultura del Papa. Y uno de los
mejores biblistas de la Iglesia católica. Se llama
Gianfraco Ravasi y algunos lo colocan en la rosa de
los papables con garantías. Pues bien, esta autoridad
curial y de prestigio teológico resulta que acaba de
publicar un artículo en el periódico italiano "Il Sole 24
Ore", en el que reivindica al "Jesús" de Pagola en
términos muy elogiosos. Tanto es así que el
purpurado asegura que "la mejor forma para guiar al
lector no técnico en medio de esta selva (de
interpretaciones cristológicas) me parece la narrativa
realizada en España por dos teologos, Armand Puig i
Tarrech (Jesús. Respuesta a los enigmas. San Pablo)
y José Antonio Pagola (Jesús. Una aproximación histórica. PPC)". Se puede decir más
alto, pero no más claro.
¿Qué va a hacer, ahora, el actual obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, que difundió
en la página web de la diócesis de Tarazona, de la que entonces era titular, un informe, en
el que desacreditaba por completo la obra y la teología de Pagola, a la que llegaba a
acusar de herejías? ¿Qué va hacer, ahora, el secretario técnico de la comisión episopal
para la Doctrina de la Fe y obispable, José Rico Pavés, que firmaba dicho estudio?
¿Qué va hacer, ahora, Martínez Camino, con las presiones que ejerció contra PPC y su
matriz SM, obligándo a la editorial de los marianistas a no volver a imprimir el libro de
Pagola?
¿Quién va a reivindicar, ahora, la figura del anterior obispo de San Sebastián, monseñor
Uriarte, que dio siempe la cara por su teólogo y, más aún, colocó su nihil obstat en el libro?
¿Qué van a hacer los "talibanes" que quemaron en la hoguera de sus insultos primero al
libro, a Pagola, a la editorial PPC y a SM, Euskadi, teología y hasta a monseñor Setién por
extensión? ¿Quién les va a resarcir por los daños causados? Daños y perjuicios
económicos, pero sobre todo morales.
Demetrio Fernández, José Rico Pavés y Juan Antonio Martinez Camino deberían salir
a la palestra pública y pedir perdón humildemente, reconocer su error, rehabilitar el honor
pisoteado del teólogo y de monseñor Uriarte, resarcir a la editorial y...retirarse, los tres en
comandita, a un monasterio a rezar. Con saco y sayal durante una larga temporada. O
quedarse allí.
Nos alegramos por Pagola, nuestro colaborador, por SM, la empresa que tanto sufrió en
este envite, por monseñor Uriarte, que siempre dio la cara por su teólogo, y, sobre todo,
por tanta gente que encontró en el libro de Pagola, ahora refrendado por el Vaticano, una
fuente de encuentro con el verdedero rostro de Jesús.
Este es el párrafo del artículo del cardenal Ravasi en "Il Sole 24 Ore" del pasado dia 5 de diciembre

José Manuel Vidal



EL ARZOBISPO DE TÁNGER ESCRIBE


Herodes mandó matar a todos los niños en Belén:

Tenía que hablar de la paz, pero he de cambiar argumento.

El correo que recibí decía así: “Cuarenta y dos personas detenidas en Meñana en nochebuena. Entre ellas mujeres embarazadas y mamás con bebés. Algunos enfermos.

Uno declara que habían salido al mercado para comprar algo para la cena, otros estaban cantando a la navidad cuando tocaron a su puerta”.
Dos días antes nos habíamos encontrado. Bajamos a la cripta de la catedral. Estaba prevista oración común, mesa común, y un obsequio que cada uno pudiese llevar a su casa. Presidía su pastor, un joven negro, revestido de túnica blanca, deslumbrante como luz de resurrección. Cantaron con el alma, como el alma de África sabe cantar. Escucharon la palabra del pastor. No sé de qué les habló, pero sé que participaron en el sermón con aclamaciones de alabanza y asentimiento por cuanto el pastor les decía. Era una hermosa vigilia de Navidad, para gente buena de África, para hombres, mujeres y niños que buscaban en el canto, en la palabra y en la oración una presencia amiga y la paz que necesitaban para que el cielo los cobijase en horas de miedo.
Hoy están detenidos. Aislados. Sin comida. Angustiados. Hombres, mujeres y niños, gente peligrosa que asalta el cielo con oraciones y pone en peligro los sueños de Europa. Mañana los habrán deportado. No volverán a sus casas. Serán entregados al desierto, chivos expiatorios de nuestra salud económica, animales que abandonamos porque nos molesta su presencia.
No me pregunten quién es el miserable que los va a entregar, pues no es más que un mandado del sanedrín que lo paga.
Europa legisla y paga: los fuertes determinan dónde empieza y dónde acaba la libertad de los débiles, los sobrealimentados deciden sobre la mesa de los hambrientos, de modo que a los pobres no sólo les falte el pan, sino que se les cierren también los caminos para que puedan ganarlo dignamente.
La desesperación de los africanos en las comisarías de Marruecos la justifican leyes europeas y la subvenciona el euro.
Hoy, desde África, sube hasta Dios el grito del dolor inocente, y ese grito será testigo de cargo contra los dioses que continúan crucificando al hijo del hombre.

+ Fr. Santiago Agrelo
Arzobispo de Tánger

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Haran lo que hacen siempre, aprovecharse y sacar tajada.

Anónimo dijo...

Casi iverosímil, pero en nuestro tiempo y con esta gente que no permite que la razón difumine las ideas obnubiladas por los dogmas, todo se puede esperar.
Así que para aquellos que traspasen la frontera de lo convencional siempre existirán trabas.
Empero queda la esperanza de que siempre habrá alguien lúcido entre tanta estulticia disfrazada de honores.
Ese alguien, sea próximo o distante, en Oriente como en Occidente, continuará develando los misterios, que siendo públicos estas huestes del conformismo pretenden evitarlo.
De lo que es menester para alcanzar ese mundo humanizado, no se preocupan... Qué pena por ellos, pues ni con un retiro podrán alcanzar la sensibilidad y compromiso de otros.
Bien por quienes aguijoneados de perseverancia, no desmayan en su labor concientizadora.

Y para eso no necesitan ni aprobación, ni permiso, ni un título que los justifique. Ni siquiera de una autoridad eclesiástica.