domingo, 31 de octubre de 2010

TODOS LOS SANTOS





Porque creo que esa marcha de los ciento cuarenta y cuatro mil (Ap. 7) no es una marcha de individualidades, hoy, al felicitaros, quiero hacerlo con este poema en el que entiendo que ese caminar hacia la santidad pasa por la comunión y la fidelidad al otro, a los otros.







¡Qué bueno sentir


la sombra de un amigo


que alivia tu calor!



¡Qué bueno notar

los brazos de un amigo


rodeando tus hombros!



¡Qué bueno saber


que esa sombra te acoge,


que esos brazos te animan!



¡Qué bueno es encontrar,


rompiendo oscuridades,


los ojos de un amigo


que te inundan de luz!



¡Qué gozo da sentir


los pasos de un amigo


que quedo, sí,muy quedos,


caminan con los tuyos


y en el verde alfombrado


son caricias al viento!


Y si, pisando, crujen,


por nuestros pies holladas,


las hojas que cayeron


por viento o por otoño,


hagamos del sonido


melódica esperanza


que de las ramas cuelgue.




¡Qué bueno que es sentir

que en la tierra fundimos


raíces que nos unen
y al cielo nos levantan

en única ascensión!


¡Qué bueno, sí, que lindo
es sentirte, mi amigo,
es tenerte, mi amigo,
es saberte, mi amigo,

y juntos compartir
la luz del infinito
filtrada entre los árboles
y ser ...
agua donde se refleja

tu rostro, tus ansias,

tus sueños, tus ojos

y el grito de justicia

que los montes repiten!


¡Qué bueno que tú, amigo,
seas árbol que te mires

en el espejo claro
de la luna indiscreta

plateando tus hojas

de eternidad azul!


José Luis Molina

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